jueves, 18 de diciembre de 2008

El ECZEMA en Enfermería Infantil (por Pilar Ruiz)


El eczema o irritación de la piel, suele aparecer en niños con dermatitis atópica. Es más frecuente en zonas de pliegues (flexura de los brazos y detrás de las rodillas); en bebés puede comenzar por las mejillas y la frente. Varía con las estaciones del año, siendo más frecuente en invierno. Es muy frecuente en pediatría, pero en el 60% de los casos desaparece antes de los 4 años, pudiendo reaparecer en la adolescencia. Parece tener componente hereditario y estar relacionado con el desarrollo de ciertas alergias.
La evolución desde sequedad hasta eczema suele deberse a que el prurito hace que el niño se rasque: apareciendo así las lesiones en la piel (enrojecimiento, sarpullido, flictenas,… incluso lo que los padres llegan a referir como piel en carne viva). Las lesiones pueden llegar a infectarse produciendo supuración y puede llegar a producir fiebre en el niño).

Cuidados recomendados por tu enfermera:

Fundamentalmente: CREMA HIDRATANTE. Existen muchas en el mercado. Para niños es mejor las presentaciones carentes de perfume. Se aplicará varias veces al día y siempre después del baño.
En cuanto al baño: evite champús y jabones fuertes. Controle que el agua se mantiene templada. Es mejor usar poca cantidad de jabón y sólo donde sea necesario (manos, pies, axilas y culete). Utilizar una esponja suave y no frotar demasiado (en bebés es mejor diluir el jabón en el agua en lugar de echarle a la esponja). Secar, a toques (sin friccionar) con una toalla suave, evitando dejar exceso de humedad. Aplicar, una vez seco, crema hidratante por todo el cuerpo.
Si la picazón es muy molesta y las zonas afectadas comienzan a empeorar, es posible que su pediatra le recomiende una crema con corticoides (se aplicará antes de la crema hidratante y exclusivamente sobre las lesiones). Siga, estrictamente, las recomendaciones del pediatra (no deberá aplicar la crema ni más veces ni más tiempo del aconsejado por el médico).
Evite el cloro de piscinas. El sol y los baños en agua salada suelen producir mejoría.
Higiene de las manos del niño: deberán mantenerse las uñas cortas y limpias; evitando así el agravamiento de las lesiones por rascado y la sobreinfección bacteriana de las mismas (según la gravedad de la infección, el médico podría llegar a pautar el uso de antisépticos o, incluso, antibióticos: tópicos u orales).
En cuanto al vestido: la ropa en contacto con la piel deberá ser de algodón. No emplear suavizante en la lavadora cuando ponga una carga de ropa del niño. No abrigue al niño en exceso.
El uso de humidificadores suele paliar la sequedad del aire que se produce con los aires acondicionados y la calefacción. Evite los lugares con humo de tabaco y las temperaturas extremas.

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